Padre e hijo, con creatividad en el papel de empresarios pyme

Fuente: La Voz ~ Orlando y Martín Irigoyen son padre e hijo y un ejemplo viviente de lo que tiene que enfrentar una pyme cada día para seguir adelante en una economía tan cambiante y desafiante como la argentina.

Iniciada el 1º de mayo de 2001, meses previos a la crisis del fin de la convertibilidad, Multipack logró un lugar en el rubro de fábricas de bolsas de papel. Es la historia de dos empresarios que usan su creatividad para mejorar la productividad y dar empleo.

–Cuéntenme cómo empieza la historia de la empresa.

–Orlando Irigoyen (O.I.):En realidad, comienza cuando yo llegué a Córdoba en 1966 desde Gualeguaychú, Entre Ríos. Empecé a estudiar ingeniería y, como tenía formación técnica, conseguí trabajo como matricero en una metalúrgica. No terminé la carrera, pero pasé por otras empresas donde aprendí mucho, Perkins, Fiat, hasta que llegué a Barrado, la fábrica de papel.

–Martín Irigoyen (M.I.): Ahí empezó la actividad de él en la industria gráfica y de papel.

–O.I.: Era el año ′80 y ahí estuve 20 años. Era muy grande, se hacían cinco millones de bolsas por mes. Cerró por la crisis, en 1999.

–¿Y qué pasó?

–O.I.: Como yo conocía por Barrado a unos extranjeros que vendían repuestos para máquinas, me llamaron para hacer una instalación en Haití. Estuve un par de meses, hasta que mis hijos me plantearon poner un fábrica acá, para no estar tanto tiempo fuera del país. Ileana, que ya se había recibido, y Martín, que estaba cursando la facultad, empezaron a investigar cómo podíamos hacer y así surgió la idea de abrir Multipack.

–¿Cómo fue el comienzo?

–O.I.: Los suecos me habían contratado para hacer instalaciones en otras partes del mundo, les dije que no. Era muy bien remunerado, en dólares, pero opté por quedarme acá. Trabajé con mis hijos, buscamos una máquina en Brasil. El brasileño que me la vendió me ofreció quedarme allá, me daban dos máquinas más y un galpón de tres mil metros cuadrados. Opté por venir acá, y para traer esa máquina a la Argentina me cobraron un arancel del 17 por ciento.

–M.I.: Eso muestra la importancia de los empresarios pyme en querer seguir. Allá, en Brasil, te ofrecían el oro y el moro y acá te castigan y te pegan de todos lados.

–O.I.: Los que me ayudaron fueron los de Papel Misionero, una fábrica que en ese momento era del Estado. Los conocía de la época de Barrado y después los seguí asesorando. Y fue la primera instancia para empezar a fabricar nuestras bolsas.

–¿Eso en qué año fue?

–O.I.: Fue en 2001, en plena crisis, cuando lanzamos Multipack. Pasamos por varios percances, hasta se nos dio vuelta el camión y tuvimos que reparar la máquina en ese año. Pero 2001 era incluso mejor que ahora porque teníamos materia prima, podíamos hacer arreglos y no teníamos tantos problemas con el abastecimiento como ahora.

–¿Qué tipo de bolsas hacían?

–O.I.: Al principio sólo hacíamos bolsas de carbón, de dos a cinco kilos. Luego incorporamos bolsas para botellas de vino, para cervezas familiares. Martín desarrolló bolsas para Delicatessen. Sin tener vendedores, tenemos presencia en todo el país.

–¿Cómo fue la evolución en estos 20 años?

–O.I.: Empezamos a elaborar tres toneladas de papel por mes y hoy estamos en 40 a 45 toneladas. Fuimos creciendo paulatinamente. Trato de no crecer en forma tan extrema, con solvencia para poder trabajar con tranquilidad, en un país tan inestable. Nos sirvió toda la investigación y desarrollo que hicimos en las máquinas.

–¿Cómo es eso?

–O.I.: Tenemos una gran ventaja, porque dibujamos todo nosotros. Hacemos los repuestos y así disminuimos los costos de mantenimiento porque hacemos las piezas. Lo único que tenemos importados son los nuevos desarrollos. Hicimos investigación con gente de ingeniería, les incorporamos muchas mejoras a las máquinas. Esto nos permitió incrementar la producción y pasar de 50 a 60 bolsas por minuto a 100 por minuto.

–M.I.: Lo que hizo Orlando con esa máquina fue transformar un R-12 en un Tesla. Es una máquina de la década del ′80 con tecnología del siglo 21. El desarrollo es de él, es humilde y no lo quiere decir.

–¿Es la misma que trajeron de Brasil en un principio?

–M.I.: Sí, la fue adaptando y más que duplicó la producción. Él sigue siendo amigo del proveedor brasileño y no puede creer lo que hemos hecho con la máquina. Tenemos dos: una impresora en cuatro colores y la brasileña, que es la confeccionadora de las bolsas.

–O.I.: También incorporamos un taller de serigrafía que trabaja con tintas en base acuosa.

–M.I.: Es una línea de productos para pequeñas cantidades, para eventos, por ejemplo. Con la línea de serigrafía podemos hacer 300 bolsas y lo novedoso es la base acuosa, no es usual, porque siempre la tinta es en base solvente. Esa línea anda muy bien porque le da muy buena terminación.

–¿Estuvieron siempre en la misma fábrica?

–M.I.: Siempre estuvimos acá, en barrio Talleres Oeste. Compramos un lote para trasladarnos, pero fue muy difícil porque el apalancamiento es poco y el crédito es terrible. Es difícil para una pyme como nosotros dar el salto a una empresa más grande.

–¿Cuántas personas trabajan?

–M.I.: En total somos 18 personas, la mayoría son operarios.

–O.I.: A lo largo de los años fuimos formando gente porque no se consigue. No hay colegios técnicos para este tipo de actividad de impresión o fabricación de bolsa. Tomamos personas del ramo de la construcción y los formamos como maquinistas, impresores. Nos costó bastante este tema.

–M.I.: También apoyamos a chicos con becas para que terminaran la secundaria. Hicimos un programita de incentivos para que terminaran el colegio. En los empleados buscamos más la calidad humana y las ganas.

–¿Quiénes son los clientes actuales?

–M.I.: Vendemos a todo el país. Literalmente, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego. Antes, teníamos un mix de venta que era 90 por ciento bolsas de carbón y 10 por ciento lo que llamamos otras bolsas; vinotecas, boutiques, bodegas. Hoy, pasó a ser 70/30 o 60/40. Se incrementó la participación de los productos con mayor valor agregado y el carbón bajó considerablemente, como muestra de la caída del consumo de carne.

–¿Cuántas bolsas producen?

–M.I.: Hacemos entre 600 mil y 800 mil bolsas por mes. Todos nos dicen que tenemos la posibilidad de crecer. Pero yo ando con pies de plomo. No quiero crecer a lo loco y después estar, como ahora, con dificultades para obtener materia prima. ¿De qué vale crecer, tener varias máquinas, si después no les podés dar de comer?

–¿Cómo está hoy la situación del sector?

–O.I.: Está muy baja la oferta de materia prima. Tenemos muy buena relación con los proveedores y no tenemos tanto cuello de botella, pero es complicado. Compramos gran parte a Papel Misionero, pero hay otro papel que es importado, de alta resistencia, que no se consigue mucho por la guerra de Rusia. Es uno de los grandes proveedores de la región. A eso se suma la paralización de las importaciones. Hay proveedores que tienen contenedores parados en el puerto porque el Banco Central no les habilita a girar los dólares.

–¿Sólo importan papel?

–O.I.: Sí, pero ahora también está faltando la tinta en base acuosa. Se hace acá, pero es a base de pigmentos importados que no se fabrican en el país.

–¿Y del lado de la demanda?

–M.I.: Las bolsas de carbón bajaron porque se come menos carne. Pero hay dos rubros que tienen buena demanda: la yerba mate, sobre todo orgánica, que ha crecido bastante, y las vinotecas y bodegas. Tendríamos que hacer una inversión para ampliar la capacidad productiva porque no estamos dando abasto con esos dos rubros que nos están demandando una mayor producción.

–O.I.: Estamos investigando para hacer un desarrollo propio con uno de los proyectistas. Es otra de las falencias que tiene el país: proyectistas que sepan de materiales. Estamos diseñando una máquina para tratar de hacer más rápido la entrega de bolsas de vino.

–Otro desarrollo propio.

–O.I.: Es difícil hacer una inversión y estar pensando día a día si vamos a tener insumos o no. Y para traer una máquina del exterior hay muchos obstáculos y no conviene por el precio en dólares. Pero, finalmente, creo que lo vamos a poder hacer acá, como hicimos los anteriores desarrollos.

Un negocio de familia

Nombre. Orlando Irigoyen.

Edad. 74 años.

Hobby. Viajar. Investigar.

Hijos. Ileana y Martín.

Nombre. Martín Irigoyen.

Edad. 44.

Profesión. Abogado. Magíster en Dirección de Empresas.

Casado con. Virginia

Hijas. Constanza, Candelaria y María Paz.

Hobby. Leer. Hincha de talleres

Empresa. Multipack SRL.

Rubro. Fábrica de bolsas de papel.

Colaboradores. 18.

El dato. Tienen una producción de 600 mil bolsas mensuales.

Sitio web. www.multipacksrl.com.ar

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